Belice, un ejemplo de conservacion ambiental
Publicado: Martes, 9 de marzo de 2010. Sección Imagen. Calidad de VIda en Diario de Yucatán
Jorge Luis Hidalgo Castellanos
En ocasión del Tercer Congreso Mesoamericano de Áreas Protegidas (III CMAP) que se celebra esta semana en Mérida con la participación de nueve países, incluidos México y Belice echaremos un vistazo a la situación de éste, tan rico en recursos naturales y con amplia biodiversidad.
Belice es reconocido por proteger el medio ambiente, su fauna, flora y otros recursos. Su legislación está a la vanguardia en la materia y cuenta con varias áreas protegidas en su pequeño territorio de cerca de 23 mil km, casi el tamaño del estado de Tabasco; es decir que Quintana Roo, y por supuesto Yucatán, son mayores en extensión que nuestra vecina nación. Sin embargo, proporcionalmente, Belice tiene una vasta parte de su superficie continental y marítima protegida por ley.
De conformidad con datos de BERDS, un sistema beliceño de información sobre biodiversidad y medio ambiente, Belice cuenta con casi la mitad de su territorio terrestre y marino protegido (44%), del cual 769,093 hectáreas (ha) son reservas terrestres y 159,030 ha de reservas en el mar, además de 128,535 “oficialmente reconocidas” pero gestionadas por el sector privado, como la que en Gallon Jug tiene Bowen & Bowen Ltd., con casi 300 mil acres. En total, el número de áreas protegidas de Belice rebasa las 90 con distintos niveles de protección.
El marco jurídico en la materia se nutre de legislación previa a la independencia como la Ley Forestal de 1924 y de otras que se establecieron a pocas semanas de que Belice nació como país independiente. La Ley de Protección de la Vida Silvestre y la Ley del Sistema de Parques Nacionales fueron promulgadas en 1981, posteriormente vino la Ley de Protección Ambiental en 1989, además de la de Pesca. Los sitios protegidos se dividen en Belice en reservas de tipo arqueológico, forestal, natural o marino; además de las que fueron establecidas como parque nacional, monumento natural y santuario silvestre.
A nivel gubernamental es el Ministerio de Recursos Naturales y Medio Ambiente, a través de su Departamento Forestal y el Departamento de Medio Ambiente, el que vela, promueve y facilita la conservación de la naturaleza de Belice, pero debido a que la estructura burocrática es pequeña e insuficiente y los especialistas son pocos, el gobierno descansa en gran parte en las organizaciones no gubernamentales (ONG).
Para complementar lo anterior y con el fin de facilitar la labor de las instancias –públicas y privadas- involucradas en la protección de la naturaleza, se tuvo que evaluar un aspecto más, el financiero; y es que en un país joven, con poca población y escasos recursos financieros en el erario como lo es Belice, había que buscar un mecanismo que permitiera mantener y sostener el sistema de protección, por lo que después de un proceso de consultas con varias instancias del gobierno, ONG, sector privado y organismos internacionales conservacionistas se estableció en 1996 un fideicomiso que se conoce como PACT (Protected Areas Conservation Trust), con estructura y personal para recaudar fondos destinados a la protección de las diversas reservas naturales e impulsar su desarrollo sustentable; la iniciativa contó con el endoso y apoyo de USAID, a la sazón con un proyecto para desarrollar un Plan Nacional de Sistema de Áreas Protegidas (NARMAP, por sus siglas en inglés). El PACT busca y recibe donativos públicos y privados, nacionales e internacionales y una singular manera en la que el gobierno de Belice le apoya es obligando a todo extranjero que visita el país a pagar una cuota de salida equivalente a 3.75 USD aproximadamente que se entrega periódicamente al PACT para que lo administre y distribuya.
En 2002, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con la colaboración de the Belize Audubon Society (BAS), una ONG local, se dio a la tarea de congregar a todas las instancias interesadas en proteger la naturaleza, estableciendo en enero de 2003 APAMO, (Association of Protected Areas Management Organization) una asociación que actualmente acoge a 15 organismos con programas en todo el país.
En la noble tarea de proteger los recursos naturales hay varias instituciones en Belice, incluyendo capítulos u oficinas de muy reconocidas organizaciones como the Nature Conservancy, the World Wild Fund o the Smithsonian Institute, pero de las beliceñas quiero destacar dos, sobre todo porque conozco sus actividades personal y directamente.
La primera es Friends for Conservation and Development (FCD) dirigida por Rafael Manzanero –quien laboró en México- y que tiene su sede en San José Succotz, un pintoresco pueblito del distrito de Cayo, en las márgenes del río Mopán, frente a las ruinas mayas de Xunantunich y muy cerca de la línea fronteriza con Guatemala. Esta ONG sin fines de lucro tiene a su cargo una de las áreas más grandes –con 264 mil acres, cerca de 107 mil ha- y magníficas de Belice, el Parque Nacional de Chiquibul (PNC) que tiene el mayor sistema de cavernas y grutas de la América Central; además apoya en la protección de otras como el Monumento Arqueológico de Caracol, centro arqueológico con el más alto monumento maya de Belice (43 m) y la Reserva Forestal Chiquibul, las tres en la cordillera Chiquibul-Maya que se encuentra en el rincón occidental del país y que mantiene una gran variedad de flora y fauna endémicas, entre ellas tapires, jaguares, guacamaya rojas, monos aulladores, cocodrilos moreleti y ranas juliani. El PNC es una de las 11 prioridades del Sistema Centroamericano de Áreas Protegida. Entre las funciones de FCD están la de conservar, resguardar y proteger la biodiversidad, promover la educación medioambiental y la investigación científica, además de las relaciones amistosas en la materia con Guatemala, en razón de su vecindad y de compartir los recursos, dado que la naturaleza no reconoce límites ni fronteras.
La FCD lleva más de 20 años trabajando en la protección de Chiquibul por lo que ahora es una organización respetada y que abre las puertas a pasantías de jóvenes comprometidos, con programas conjuntos de protección con el Instituto de Arqueología y otras instancias gubernamentales de Belice, así como con universidades nacionales y extranjeras. Actualmente tiene planeado establecer un programa turístico de desarrollo sustentable en las cavernas de Chiquibul, con 55 km subterráneos ya explorados y por las que el río Chiquibul transcurre con la posibilidad de practicar en él “rafting” o “tubbing” en las profundidades de esas imponentes grutas quizá recorridas por los mayas hace siglos.
Copyrights 2010. Texto & Fotos: Hidalgo
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