Natural belleza

Un país pequeño con una gran belleza natural. Es una joya en el hermoso Caribe centroamericano.

A small country with a natural beauty. It is the "Jewel" of the Central-American Caribbean.

Um pequeno pais com uma beleza natural. E mesmo uma joia no formoso Caribe centroamericano.

Bienvenido a este blog trilingue. Welcome to this tri-lingual blog! Benvindo a este blog em tres linguas.

es...Belice. IT IS...BELIZE. é...Belize

es...Belice.  IT IS...BELIZE.  é...Belize
Belice (en Centroamérica)

lunes, 13 de abril de 2015

Mayflower Tree


Escrito en abril de 2010, Un país color de rosa, es un artículo que refleja algo que a veces se nos olvida ver: la naturaleza. 


martes, 29 de octubre de 2013

De rosa

Desde Belice

UN PAIS COLOR DE ROSA.
Publicado el 26 de abril de 2010 en la Sección Imagen del Diario de Yucatán

Jorge Luis Hidalgo Castellanos

En los primaverales meses de abril y mayo que es parte de la temporada seca del trópico centroamericano –pues la región sólo maneja dos estaciones: la de lluvias (invierno) y la de secas (verano)- el territorio beliceño, en su mayoría rural y selvático, se pinta literalmente de color de rosa por los innumerables árboles que florecen con esa pigmentación a lo largo y ancho del pequeño país. Ese color puede aplicarse no sólo a la vegetación de la época sino a la gente de estos rumbos: amable, tranquila, alegre, ingenua y apacible, igual que su ritmo de vida. Es la vie en rose tropical.


En realidad, el rosa ya pinta desde el Sureste mexicano pues antes de cruzar la frontera con Belice uno se encuentra con hileras de un árbol rosáceo en los camellones o aceras de Chetumal y en el paisaje general al que se le denomina localmente Roble.  En El Salvador se conoce como Roble de la sabana o Maquilishuat (Tabebuia rosea), es su árbol nacional. En Belice es llamado Mayflower Tree, porque suele florear en mayo, aunque desde abril ya se ven muchos adornando la jungla. En efecto este árbol pierde todas sus hojas verdes y se llena de flores color de rosa luciendo un follaje único que contrasta con el verde tierno de otros árboles que retoñan después del invierno, del verde fuerte que caracteriza a las palmeras, pinos y otras plantas de la región y del marrón que deja la quemazón que todavía se acostumbra por estos lares para desmontar terrenos y que llegan a afectar la vegetación nacional, con una tierra tan pródiga que casi al día siguiente de haberse incendiado y dejado negro el suelo, surgen los retoños de un zacate que se niega a desaparecer. 

Dicen en Belice que este roble fue traído de Europa hace siglos por los colonos británicos para adornar sus patios y ciudades, pero seguramente se esparcieron las semillas desde los galeones y buques europeos puesto que hoy en día se encuentran en todo el país; según la botánica se trata de variedades diferentes pues el también conocido como May Tree, Hawthorn o Judas Tree –porque en uno de ellos se habría colgado Judas Iscariote- que florea en mayo en el viejo continente, tiene otro nombre científico (Crataegus mongyna), y existe con flores blancas. En Inglaterra las flores del May Tree a las que se les llama “Reinas de mayo” suelen comerse en ensaladas. De cualquier manera ambos son árboles preciosos.

Típicos y viejos Mayflower Trees se encuentran en la calle Freetown, casi esquina con Cinderella Plaza –donde hay un sitio de taxis- como para hacer comparsa al vestido rosa de la Cenicienta que da nombre al lugar, así como en la entrada a la ciudad de Belice por la carretera del norte que viene de México; pero hermosos ejemplares pueden apreciarse a lo largo de toda la Northern Highway desde Corozal, pasando por Orange Walk y sobre todo en el tramo que va del aeropuerto internacional al centro de la antigua capital. En el punto más occidental de la frontera de Belice con México, en Blue Creek –tierras de Menonitas- también se ven en abundancia los maquilishuat bordeando el arroyo Azul, una de nuestra fronteras naturales que tiene en el lado mexicano al poblado de La Unión.

Otro árbol con flores rosas que se encuentra en su máximo esplendor en abril y
mayo es el Bukut (Cassia grandis) –que comparte el nombre con una danza ritual senegalesa (Boukout)- conocido en otros países como Carao, sólo que éste mantiene las hojas verdes y sus flores son pequeñas y de un tono más encendido que las del Mayflower Tree, además de ser un árbol más alto, de 20 m en promedio y con tronco delgado y claro. El Bukut da un fruto en forma de vaina –parecido al del flamboyán- con efectos curativos contra la anemia y la impotencia, además de ser laxante.


El paisaje beliceño usualmente verde, en abril y mayo se ve color de rosa y no es exageración. En estos meses del verano beliceño, de norte a sur y de oriente a occidente, Belice es un país color de rosa, como los caracoles de su mar y como el espíritu de sus habitantes. Sólo hay que observarlo con detenimiento y con amor, como a su gente.H


Copyright 2010.  Texto & Fotos: Hidalgo© 

viernes, 19 de julio de 2013

México en Belice

Desde Belice

PRESENCIA MEXICANA EN BELICE

Originalmente publicado el 19 de abril de 2011, en el Diario de Yucatán.

Por Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Suena lógico decir que los vecinos se conocen y que siempre están presentes en las conversaciones mutuas pues la proximidad parecería ser una razón suficiente para ello. Lo mismo que quienes viven en una calle, colonia o barrio podría trasladarse a un país o región geográfica. Sería natural entonces afirmar que México y Belice, como vecinos que son se conocen entre sí, entre otras cosas por la presencia de uno y otro en su vida cotidiana. Sin embargo, lo antes mencionado no siempre pasa y el desconocimiento es tal que no permite una comprensión reciproca que beneficie la relación entre los pueblos.

En Belice, por ejemplo, México está presente en la vida cotidiana de sus habitantes, pero muchas veces pasa desapercibido no sólo para los mexicanos sino para los propios beliceños.

Si bien Belice se convirtió en un Estado independiente apenas en 1981, y México estableció relaciones diplomáticas con el recien nacido país al día siguiente de haber proclamado su independencia el 21 de septiembre de ese año, la presencia mexicana data desde por lo menos mediados del siglo XIX, en gran medida por la Guerra de Castas. Así es como uno puede encontrarse en Belice, sobre todo en su parte norte, lo que ahora es territorio de los distritos de Corozal y Orange Walk casi a toda su población con orígenes en la península de Yucatán, lo que se refleja en la mayoría de los apellidos de sus habitantes, sus constumbres y en la manera de hablar, tanto el español como el maya. Expresiones, vocablos y leyendas han sido transmitidas de generación en generación a lo largo de más de un siglo y medio preservando un bagage cultural que identifica y particulariza a los habitantes de esa región de Belice –en su mayoría mestizos- del resto del país.

Volviendo a los años posteriores a 1981, la presencia de México se puede comprobar en varios aspectos ligados a la relacion diplomática bilateral que a través de ciertos actos han dado la oportunidad de que se deje una impronta en el vecino. En Chetumal hay una conocida y céntrica avenida que lleva el nombre de Belice, aquella que inicia en el mercado, paralela a la actual Avenida Héroes, atrás o a un costado del Museo de la Cultura Maya, visitado por cierto, y admirado, periodicamente por grupos de niños y adolescentes beliceños que acuden en excursiones para conocer su cultura y acercarse a sus antepasados. Un rasgo más que comparten los beliceños con los mexicanos. Cuando lo solicitan con antelacion estos grupos no pagan el ingreso al museo, pues se trata de promover la cultura y facilitarla a las nuevas generaciones.

En Belice, por su parte, se estableció la Escuela México –Escuela Secundaria Técnica México- en la aldea de San Román, distrito de Corozal, la que puede verse desde la carretera del norte (Northern Haighway), del lado izquierdo cuando uno va hacia Belize City, a unos 25 minutos de la frontera. La escuela fue construida con financiamiento y planos arquitectónicos del gobierno mexicano, con instalaciones similares a las que tienen la mayoría de las escuelas de ese tipo en nuestro país. Fue establecida hace 27 años y posteriormente, en 2007 se amplió con una donación de México que aumentó el número de salones. Las autoridades de educación beliceñas decidieron entonces que la escuela tambien ofreciera cursos de nivel de Junior College, dando a esta parte de ella el nombre de Centro Escolar México.

En la ciudad de Belice, el Parque López Mateos está ubicado en el residencial barrio de Kings Park, a una
cuadra de Princess Margaret Drive y a otra de la modesta casa de un ex Primer Ministro de Belice. El parque tiene un busto del ex Presidente mexicano a quien se le reconoce su contribución y apoyo a las iniciativas de autodeterminación de los pueblos y a la independencia de Belice. El parque es grande y cuenta con dos canchas de basketbol y áreas verdes, aunque está descuidado y es poco visitado. Hay que decir que incluso hay quien no sabe que lleva el nombre de un ex Jefe de Estado de México. Su remozamiento es urgente.


En esta ciudad tambien esta el Instituto de México en Belice, con su modesto edificio frente al mar, en New Town Barracks que es un referente en la ex capital.

En el occidente del país, cerca de la capital en la población gemela de San Ignacio que lleva el nombre de Santa Elena, antes de cruzar el río Macal, se puede ver al borde de la carretera, del lado derecho un modesto monumento blanco en honor de Felipe Carrillo Puerto, al inicio de una pequeña calle que también lleva su nombre. Lamentablemente pocos la conocen y menos todavía los mexicanos que residen en Belice. El busto tiene que restaurarse y darle la importancia que debe tener pues es un elemento más de unión y acercamiento con Yucatán.

En la capital de Belice hay tres cosas que ponen de manifiesto la presencia mexicana: la calle México en un modesto barrio de Belmopán; el edificio de la Embajada de México en la avenida North Ring Road, casi a un lado de la de Inglaterra, diseño del Teodoro González de León y que aloja tanto a la Cancillería (oficinas) de la Embajada como a la residencia del titular de la Embajada. Pese a la originalidad de su arquitectura, el edificio carece de funcionalidad y comodidad, pareciera ser que quien lo diseño desconocía el clima y las características propias de una región selvática como la de la capital beliceña.

En Belmopán también se encuentra en un destacado y céntrico lugar una escultura de Sebastián, el artista chihuahuense que se dio a conocer en los años 90. Fue un obsequio de México al pueblo de Belice en 1991, en ocasión del X aniversario de su independencia. La obra realizada en hierro tiene casi 7 metros de altura y representa dos arcos entrelazados pintados de color azul y rojo, simbolizando los colores de la bandera de Belice y los de sus dos principales fuerzas políticas, el PUP y el UDP. Recientemente fue restaurada por la Embajada para su lucimiento en la Independence Plaza, una explanada en medio de los edificios gubernamentales que alojan varios ministerios y con la sede del Parlamento divisandose en la colina que preside la plaza.

Estos son solamente algunas imagines o aspectos de la presencia mexicana en Belice actualmente, pero mucho puede hacerse todavía para que el vecino nos conozca más.H

Copyrigth 2010. ©Hidalgo, Texto & Fotos.

viernes, 31 de mayo de 2013

Mayas

Desde Belice

LOS MAYAS, HABITANTES ORIGINALES DE BELICE


Publicado: Lunes, 12 de abril de 2010. Sección Imagen, Diario de Yucatán

Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Hablar de lo mayas en Yucatán es como querer cristianizar al Vaticano. Por ello, aquí sólo se pretende describir brevemente a los grupos mayas que habitan Belice, primos, por así decirlo, de los que pueblan la península yucateca para invitar a conocerlos y quizá establecer un vínculo cultural que promueva su desarrollo.

Antes de que arribasen los españoles o cualquier otro europeo, los mayas vivían en lo que hoy es territorio de Belice, perticularmente en las áreas no pantanosas. Vestigios de ello son las innumerables ruinas arqueológicas que pueden encontrarse a lo largo y ancho de este pequeño país, desde los primeros kilómetros despues del río Hondo en el norte, hasta muy cerca del Sarstún en el sur y desde inmediatamente cruzando la eufemisticamente conocida como “zona de adyacencia” en el occidente –frontera con Guatemala- hasta casi en el litoral con el mar Caribe, por allá por Maskal, cerca de Belize City. Algunos de estos sitios datan de 2,500 años a.C., lo que indica su relevancia histórica en el Mundo Maya, del que forma parte el Yucatán.


Al igual que en Yucatán, la desaparición de los mayas en Belice como pueblo desarrollado en es un misterio y las teorías no siempre convencen. Los estudios señalan que ya a partir del siglo XVI los miembros de esta avanzada cultura fueron obligados por los colonizadores europeos –británicos en general- a dejar sus ancestrales tierras con el fin de apoderarse de las riquezas y del territorio; en parte a los mayas les sirvió para escapar de la esclavitud. La mayoría emigraron hacia el oeste y se asentaron en áreas de la Capitanía de Guatemala, sobre todo en el Petén y regiones del hoy departamento de la Alta Verapaz. En el siglo XIX los descendientes de estos pueblos regresaron a sus antiguas y originales tierras de la Honduras Británica, esta vez huyendo de las amenazas de los hacendados cafetaleros, por cierto, también de origen europeo.

Actualmente, si bien la población maya se extienden en todo el país -con una parte descendiente de mayas yucatecos en el norte de Belice-, las dos variantes o subgrupos más originales que habitan esta nación se localizan en el sur, en los distritos de Stann Creek y de Toledo, siendo este último el que concentra aquellos con menos influencia “occidental” debido a su aislamiento y a lo intrincado de la zona selvática con pocas rutas de acceso. Estos grupos mayas se conocen como maya mopán y maya keqchí (q’eqchi’).

Los mopán se ubican en general en las tierras altas de la sierra y su mayor concentración esta en la aldea de San Antonio mientras que los keqchí, que habitaban altas latitudes en Guatemala viven ahora en las zonas bajas de la cordillera Maya, siendo San Pedro Colombia (Columbia) la mayor localidad de este grupo étnico.

Ambos grupos, cuya población se calcula alcanza el 10% de la poblacion total de Belice comparten varias cosas, entre ellas, tradiciones, alimentacion, creencias, leyendas, sistemas de cultivo –roza, tumba y quema- y de gobierno y sobre todo la pobreza, que parece ser que no es monopolio de los mayas en Belice puesto que es compartida por los grupos indígenas en todo México y otras partes del mundo.

El idioma no es un elemento que identifique a los mopán con los keqchí ni con los yucatecos, pero las diferencias entre las lenguas de los dos primeros parecerían ser como las que existen entre las lenguas romances, las cuales manejan términos similares pero también tienen palabras únicas o iguales vocablos con significados diferentes como el español, el portugués, el francés y el italiano. Mientras el mopán y el keqchí cuentan con programas que intentan preservarlo, el maya yucateco en Belice no, lo que podría extinguirlo pronto para mantener el español y el inglés. Yucatán podría con su bagaje y experiencia en la materia, auxiliar a sus primos del norte de Belice.

No obstante el sistema de gobierno en Belice, derivado del británico, los mayas continúan rigiéndose con su tradicional sistema de Alcaldes que son la máxima autoridad en los pueblos y aldeas donde habitan, aunque a nivel nacional cuentan también con diputados en el Parlamento. Cierto es que aquí no hay legislaturas locales y que el municipio no opera como se conoce en México, lo que ha facilitado la supervivencia de esta institucion de mando y de gobierno entre los mayas.

La mayoría de los mayas se dedican a la agricultura de subsistencia y algunos producen para vender lo que cultivan que basicamente es maíz, frijol, platanos, verduras y cacao, fruto este último del que puede contarse una historia éxitosa debido a que su cultivo orgánico en algunas partes del sur ha dado a los mayas la posibilidad de participar en la iniciativa comercial Fair Trade, comercializando el cacao maya a través de la Asociación de productores de cacao de Toledo (Toledo Cacao Grower’s Association) a una empresa inglesa que manufacturan la marca Green & Black’s Chocolate y que les permite obtener ganancias de hasta el triple de lo que obtendrían de otras empresas. Este sistema ha permitido obtener recursos para establecer escuelas o centros de salud para los mayas.

El Consejo Cultural Maya (Toledo Maya Cultural Council) ubicado en Punta Gorda, la mayor localidad del sur de Belice es una institucion que vela por los derechos de los mayas, en particular la preservacion de su cultura y sus representantes actuan como voceros ante el gobierno central. Entre sus actividades estan la promoción de las artesanías elaboradas por la población maya, sobre todo por las mujeres, quienes a diferencia de los hombres –que ahora usan jeans y playeras- siguen vistiendo sus tradicionales indumentarias como las blusas y faldas bordadas con muchos colores. Es común que los niños mayas que pueden hacerlo asistan a la escuela hasta los 12 años para que despus ellos ayuden a sus padres en “la milpa” y ellas en la elaboración y venta de artesanías, ademas de lavar la ropa en los ríos, escena nada rara en el interior del país y no solo en el sur.

En cuanto a las casas de los mayas, se puede decir que no han variado en mucho desde hace siglos, aunque los avances tecnológicos –radio, TV y estufas- tambien han roto algunas costumbres. Se construyen de madera o varas, algunas rebocadas con lodo, con techos de guano o palma, pisos de tierra lavada, cocina de leña y comal y la imprescindible hamáca –el más cómodo elemento del mobiliario doméstico- que eso sí, une no solo a los maya sino a todos los pueblos del trópico, incluyendo a Yucatán. H



Copyright 2010. Texto & Fotos: Hidalgo©





martes, 30 de abril de 2013

En un fin de semana

Desde Belice

BELIZE CITY EN FIN DE SEMANA. (2 de 2)

Publicado: Lunes, 5 de abril de 2010, Seccion Imagen del Diario de Yucatán.
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Visitar Belice no requiere de muchos días, pero sí de planear un poco, dependiendo de donde reside el viajero, pero seguro es que dos o tres días son suficientes para darse una vuelta por nuestro vecino del sur y conocer una de las dos ciudades del país, la mayor: Belize City.

Si va por tierra, pasando el fronterizo río Hondo hay que seguir 165 km hacia la ciudad de Belice por la carretera del Norte (Northern Highway), aunque en realidad se esté yendo al Sur; el viaje se hace en dos horas aproximadamente, cruzando varios pueblitos –cuidado con los topes (Bumps)- además de Corozal Town, después del cual ponga atención para no salirse de ruta –encontrará una recta con desviación que confunde sobre todo de noche, sólo siga los letreros- y llegar a Orange Walk Town, en este último hay un libramiento a la izquierda, que le sugiero tomar de día para pasar dos puentes de hierro sobre el río Nuevo que vale la pena ver, aunque después se puede apreciar otra vez en el puente de la caseta de peaje donde cada vehículo paga una cuota para el mantenimiento del paso.

Poco más de una hora después de Orange Walk, y a unos 15 minutos de Belize City está una bifurcación conocida como Burrell Boom, que da la opción de tomar un libramiento a Belmopán y es común que haya un retén de revisión rutinaria para después pasar cerca del aeropuerto internacional; se recorre entonces un tramo de ruta escénica entre el mar y el río Belice, bordeando este torrente hasta cruzarlo por un puente estrecho (Haulover Bridge), a escasos metros de su primera desembocadura. Belize City le recibirá al final de la Northern Highway con la “glorieta de la banderas” (Flag Monument), símil de la de Paseo Montejo, que tiene varias astas donde se colocan los lábaros de 21 países en ocasiones especiales, como el mes de la patria; fue un regalo de Barclays a la City en 1999, en ocasión del 50º aniversario del banco en esta ciudad. Rodeando la glorieta, puede coger Freetown Road y Victoria St para ir al centro a conocer la catedral católica del Santo Redentor (Holy Redeemer) construida en madera en North Front St; después habrá que pasar el Swing Bridge, un puente reconstruido después del huracán Hattie de 1961 que todos los atardeceres se desliza para dejar pasar las embarcaciones pesqueras del mar hacia el interior del río (Haulover Creek), y tomar la calle Albert para ver la catedral anglicana de San Juan (St. John’s), primera construcción de ladrillo –importado de Inglaterra- frente a la histórica Casa de la Cultura, la antigua residencia del Gobernador General (Government House), ambos en la parte histórica del South Side, el que está del otro lado del río.

Por la calle Regent, paralela a Albert St, arribará al Campo de Batalla (Battlefield Park) frente al que está, del lado derecho, el edificio blanco y verde de la Suprema Corte con su colonial escalinata exterior y su torreón con reloj. Virando a la derecha se encuentra uno con el mar y ahí mismo el Centro Bliss para las Artes Escénicas, con su teatro y galerías. Al cruzar nuevamente el Swing Bridge, yendo a la derecha se ve la estación de barcas o “ferries” (Water Taxis), el Ayuntamiento (City Hall) y más allá la Zona Turística (Tourist Village), además de Mirab, la tienda de departamentos.

Dependiendo de la calle que se coja pasará por el hotel Radisson Fort George y por el viejo Faro-Tumba (Baron Bliss Memorial) o bien encontrará a mano izquierda el Memorial Park, frente al mar Caribe, donde estuvo mucho tiempo la Embajada de México. Ahí, a la vuelta está el histórico edificio colonial del Chateau Caribbean Hotel, que ha servido de escenario a filmes de Hollywood y donde mi amigo Marcelino se casó un sábado de marzo pasado con Elodie. Continuando por Marine Parade Boulevard y sintiendo la fresca brisa marina, se aprecia a la izquierda un moderno edificio de estilo neomaya que alberga al Banco Central y justo detrás de él, en Gabourel Lane está la antigua prisión que acoge ahora al Museo de Belice. Siguiendo por la costera uno llega al Instituto de México, dirigido por el yucatequísimo “Arquitecto Domingo” en New Town Barracks y al Princess Hotel & Casino, enfrente del estadio de MCC Grounds donde se juega semi-profesionalmente el fútbol y se realizan conciertos de vez en cuando.

Para refrescarse puede decidir beber algo en la terraza del bar de cualquiera de los hoteles mencionados, donde también se puede pernoctar, no obstante los precios. También hay pequeños hoteles y posadas de buena calidad y servicios a menor costo. Para comer o cenar hay alternativas: comida china en el Chong Saan, internacional en el Celebrity, india en el Sumathi, italiana en La tavernetta, americana en la Riverside Tavern, local –Rice & Beans o escabeche- en Macy’s, centroamericana y hasta cubana en la avenida Baymen o comida rápida en Subs –sandwiches- en Freetown Rd o cualquier puesto en la calle de BBQ (pollo asado) con Rice & Beans y Cole Slaw o tacos de pollo; en las noches las pupusas salvadoreñas –tipo gorditas de maíz- en el parque BTL del Norte, frente al mar, al lado del Princess.

El día siguiente se puede aprovechar, después de desayunar en Le Petit Café en el barrio Fort George, 
yendo a las afueras de la ciudad. Del monumento a la Bandera se sigue la señal a Belmopán o Dangriga, atravesando el puente BelCan, financiado por Canadá, para tomar el Boulevard Centroamericano, hasta llegar a otra glorieta, la de la mano (The Visible Hand), escultura metálica de una mano derecha gigante sujetando una hoja de árbol entre sus dedos índice y pulgar -obra de Joseph Chiang- dedicada por Taiwán al pueblo de Belice en 2001. A la derecha se va hacia la carretera occidental (Western Highway). Al salir de la ciudad, es impresionante notar que se cruza en medio del cementerio Lord’s Ridge, panteón sin muros ni resguardo y con cientos de tumbas a flor de tierra y junto a las casas-habitación que casi se confunden con algunos mausoleos. Vale la pena tomar una foto. A 10 minutos está Old Belize donde puede conocer su pequeño museo histórico, restaurante-bar, marina y Cucumber Beach, la única playa (artificial) con arena de la ciudad, pues en Belize City no hay playa. Ahí se puede comer y pasar por lo menos mediodía, para emprender ya relajado el regreso a México después de haber recorrido ¡la mitad del país vecino, en menos de 48 horas!H

Copyright 2010.  Texto & Fotos: Hidalgo

domingo, 17 de febrero de 2013

Fin de semana

Desde Belice

BELICE EN FIN DE SEMANA.  (1 de 2)

Publicado: Lunes, 29 de marzo de 2010.  Sección Imagen del Diario de Yucatán.

Jorge Luis Hidalgo Castellanos 

 Los feriados de la Semana Santa pueden ser un pretexto para visitar Belice para quienes no guardan religiosamente la Pascua. Sin embargo, no es necesario tener varios días para viajar al vecino país, aunque claro esta que debe considerar algunas cosas, como por ejemplo si vive en Campeche, Yucatán o en Quintana Roo; y si reside en este último, no es lo mismo estar en el norte que en el sur, pues desde Chetumal hasta un día basta para pasarlo bien en algún lugar de Belice.

Desde cualquier lugar de la península, un fin de semana es suficiente para adentrarse en esa terra incognita llamada Belice, que sigue sonando tan exótica y desconocida para la mayoría de nosotros como lo era para los conquistadores españoles hace siglos y quienes por desinterés (zona sin metales preciosos para la Corona) descuidaron estas selváticas y tórridas tierras.

A diferencia del periodo colonial ahora existen carreteras y conexiones aéreas o marítimas que permiten viajar a “la Joya” (the Jewel) del Caribe, como a los beliceños les gusta llamar a este pequeño país centroamericano y solo requiere de voluntad para hacerlo, aunque a decir verdad conocer el ingles siempre ayuda para evitar contratiempos. Desde Cancún puede tomar un vuelo diario de Maya Island Air –aerolínea local con aviones de 60 pasajeros- con servicio de bordo que en 45 minutos le lleva a Belize City. Si esta en Chetumal puede abordar, los fines de semana, un barco que le traslada a San Pedro por poco dinero y los mismos minutos que el avión mencionado. Y si prefiere o viene con mas gente, su coche es la mejor opción para ingresar a Belice por la frontera de Subteniente López, a 15 minutos de Chetumal, único punto fronterizo formal que cuenta con un puente operativo sobre el portentoso río Hondo, frontera natural con the Jewel, línea que comparte hacia el occidente con el arroyo Azul (Blue Creek). A pesar de haber sido colonia británica, en Belice se maneja por l derecha, como en México. Si viene desde el norte de la península –Cancún, Mérida, Campeche, etc.- verá la señal antes de llegar a la capital de Quintana Roo y deberá desviarse a la derecha, asegúrese de pasar por una glorieta o rotonda. Atención: no se confunda con la señal que dice “Belice 120 km” puesto que se refiere a Belize City y no al país, cuya frontera queda a menos de 10 minutos de ese letrero. Una última opción es viajar en autobús, pero no es recomendable puesto que no tendrá el confort ni el aire acondicionado al que esta acostumbrado el pasajero común en México. Sin embargo, si le gustan las aventuras no evite tomar el bús.

Pasando el puente internacional, donde se da al viajero la bienvenida a Centroamérica, tendrá dos alternativas: a) visitar la Zona Libre de Corozal (ZLC), pagando una cuantía mínima por ingreso, una especie de centro comercial con varias naves y tiendas libre de impuestos, en cuya periferia también hay casinos y un hotel. Tome en cuenta que dependiendo de lo que compre y la cantidad podría tener que pagar aranceles en la aduana mexicana, pues hay una franquicia límite por persona, en fin que ahí puede pasarse un día o solo algunas horas, pero a veces muchos minutos se pierden en las colas para salir; b) Continuar por la desviación de la derecha hacia las instalaciones beliceñas de la frontera de Santa Elena. A esta alturas, si no lo obtuvo en México, es recomendable preguntar donde comprar un seguro para su vehículo. Existen en la frontera oficinas de algunas aseguradoras beliceñas como RFG, Atlantic o ICB, de ésta puede distinguir su edificio blanco de dos pisos ubicado frente a usted tan pronto haya pasado la garita beliceña y antes de virar a la izquierda para enfilar hacia el sur.

Llevar pasaporte vigente es indispensable para ingresar a Belice, único requisito migratorio puesto que las visas no son necesarias para los mexicanos desde hace mucho tiempo. Llene las formaS migratorias correspondientes y si trae más de cinco mil dólares estadounidenses declárelo en aduanas, para no tener una experiencia desagradable. Recuerde que al regreso, cuando salga de Belice deberá pagar una cuota de salida (Departure Fee) de 37.50 dólares beliceños por persona si estuvo más de 3 días (niños menores de 12 años no pagan).  En general, lea los letreros y cumpla con lo que dicen, tal como lo hace en su país. Bienvenido a la Joya! Su primera parada será Corozal Town, un pueblo a 10 minutos de la frontera bastante parecido a los de México, incluso en su manera de hablar, comida y costumbres. Todo mundo habla español y es gente muy amable, muchos con familia en la península y con nexos estrechos con Chetumal, de donde vienen diariamente algunos profesionistas a prestar servicios –médicos, entre otros- y a donde van los corozaleños de compras, a estudiar o a divertirse. Algunos viven allá aunque trabajen del “otro lado”. Los nombres de los pueblitos, las calles y en general están en español (San Román, San José, San Narciso, San Joaquín). Ya en el pueblo salga de la carretera y vaya al centro, a la plaza principal que esta frente a la bahía de Chetumal, desde donde verá un precioso mar Caribe, color verde claro con tonalidades de jade y azul turquesa, que cambia dependiendo del sol, el clima y la hora, provocado por las aguas rasas características de la bahía que comparten México y Belice y que no permiten una navegación de gran calado para fortuna de los ecologistas y de la naturaleza.

En Corozal Town visite el Ayuntamiento (Town Hall) para admirar el mural de Manuel Villamor Reyes que refleja la Guerra de Castas incluyendo la masacre de Bacalar –en Quintana Roo-. Si prefiere la arqueología, hay por lo menos dos sitios para visitar cerca de este lugar en el norte de Belice. Santa Rita es el más cercano y queda justo antes del pueblo, a mano derecha, cerca de la distribuidora de refrescos. No son ruinas tan preservadas como las de Cerros, a donde hay que llegar por una brecha que suele inundarse en tiempo de lluvias (junio a enero) y que se recorre en unos 40 minutos, no intente ir si no lleva un todoterreno alto; en su defecto tome un bote en el pueblo, que le llevará por la bahía, misma que se puede apreciar desde los alto de una de las pirámides de Cerros. Además de mayas, en Corozal puede encontrar otra cultura, la de la India debido a los inmigrantes de ese lejano país asiático que llegaron desde mediados del siglo XIX. Pregunte por el museo de la cultura india, el primero de ese milenario pueblo establecido en América. A diferencia de otros distritos beliceños, en Corozal todavía se preserva y habla el maya yucateco, un factor que nos une pues al final de cuentas somos primos, ¡huay!H

Copyright 2010.  Texto & fotos: Hidalgo©

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Proteger el medio ambiente

Desde Belice

Cuarenta y un años de cuidar la naturaleza

Publicada en: Diario de Yucatán, el lunes, 15 de marzo de 2010.

Jorge Luis Hidalgo Castellanos


Una de las ONG de Belice que asistió al Congreso Mesoamericano de Areas Protegidas realizado la semana pasada en Yucatán fue la Belize Audubon Society (BAS) cuya Directora Ejecutiva, Anna Domínguez de Hoare, estuvo en la Ciudad Blanca acompañada de Losita Lee, la encargada de las áreas marítimas –entre ellas el famoso Blue Hole– del arrecife coralino de Belice, país que estuvo representado no sólo con miembros de algunas ONG sino con funcionarios del gobierno, incluyendo en el segmento ministerial del congreso encabezado por el titular de la SEMARNAT, a Gaspar Vega el ministro de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Belice quien también es el Vice Primer Ministro en el actual gobierno.
Después de haber mencionado el martes pasado la labor de la FCD, corresponde describir hoy la importante labor de la BAS, organización igualmente dedicada a la proteccion de la naturaleza de este pequeño país rico en biodiversidad y uno de los pulmones del mundo. La BAS es un organismo cuyo objetivo principal es contribuir a que la gente de Belice conviva en armonía con su medio ambiente y se beneficie de él a través del manejo sustentable de sus recursos naturales.

La BAS se constituyó en 1969, como resultado de la iniciativa de Dora Weyer, una británica residente en Belice, y otros interesados que convocaron a una reunión a principios de febrero en lo que había sido la Residencia del Secretario Colonial británico, conocida entonces como the Premier’s Lodge en Belize City y que era la residencia oficial del Jefe de Gobierno; sin embargo George Price, el entonces Premier, no vivía allí –fiel a sus principios y caracteristica humildad- y la destinaba para eventos comunitarios. La BAS se estableció como un capítulo o filial de la Florida Audubon Society (FAS) de Miami, EE UU, conformado por 55 voluntarios, entre ellos el Sr. Price y algunas de sus hermanas –Meg Craig y Lydia Waight- y sobrinos. De hecho un cuñado del hoy Padre de la Patria beliceña, James A. Waight, fue el presidente fundador de la BAS y en su honor se instituyó el premio con su nombre que la BAS otorga anualmente a un conservacionista destacado en una ceremonia que se lleva a cabo usualmente en febrero, mes de su aniversario.

Un destacado aspecto de la BAS, debido a que no existía entonces legislación ni evaluaciones sobre el impacto ambiental, fue su papel en 1971 para impedir el establecimiento de una refinería que se pretendía establecer en el área de Monkey Bay, con una inversión de 150 millones de dólares, fundamentando su posición en la contaminación y deterioro que ocasionaría al medio ambiente y a la calidad de vida de los beliceños; en ello, por supuesto algo habrá tenido que ver el Muy Honorable George Price. En 1973 la BAS se independizó de la FAS y aunque vinculada con otras organizaciones Audubon, comenzó a administrarse por sí misma y a desarrollar un intenso trabajo de protección, conservación, asesoría y educación ambiental.

Durante los 41 años de vida de la BAS muchas han sido sus actividades en pro de la naturaleza y muchas también han sido las viscisitudes que ha pasado, con crisis económicas, problemas políticos, amenazas de grupos de interés y los peligros inherentes a su objetivos, es decir los riesgos a las especies de fauna y flora, agua y ecosistemas provocados por el hombre o como resultado del desarrollo de este joven país cuando no se han respetado las normas y reglas de un desarrollo sostenible.

La BAS ha jugado un rol importante en el establecimiento de la legislación en la materia en Belice, habiendo contribuido y cabildeado para la promulgación de la mayoría de las leyes actualmente en vigor y que están a la vanguardia. Pertenece a la APAMO y se beneficia del PACT para beneplácito de su pequeño equipo permanente de empleados y su sede en la ciudad de Belice.

Actualmente, la BAS tiene a su cuidado nueve áreas protegidas: los monumentos naturales de Actun Tunichil, de Blue Hole, de Half Moon Caye y de Victoria Peak; los santuarios de vida silvestre de la Cuenca Cockscomb –ya refererida cuando hablamos del distrito de Stann Creek- y de Crooked Tree; los parques nacionales de Guanacaste en la ciudad capital y el de St. Herman’s Blue Hole por la carretera del Colibrí hacia Dangriga, asi como la reserva natural de la Montaña del Tapir.
De ellos se pueden decir muchas cosas, pero de los cuales puedo platicar con conocimiento de causa son el de Cayo Half Moon, el islote más oriental del territorio beliceño, en cuyas playas se ve primero el sol en las mañanas tropicales de Belice, a casi dos horas en bote desde Belize City. El cayo originalmente tenía la forma de una media luna, pero los huracanes y el tiempo le han cambiado la figura; ahí se instaló un faro, de hecho dos, pero el antiguo ya no funciona y es ahora una reliquia, para guiar a los navegantes. Este monumento natural fue la primera área protegida de Belice, cuando en 1928 el gobierno británico lo designó como Reserva de la Corona.

Es un santuario de aves entra las que destacan los Bubis, que tienen sus nidos y se refugian en los abundantes árboles y palmeras; por las noches su suelo se congestiona con cangrejos “ermitaños”, esa especie que cambia constantemente de caparazón conforme va creciendo y que es de los más atractivos crustáceos anfibios, de color cobre y rojo encendido. Haber tenido la experiencia de acampar –execepcionalmente- en Half Moon dos noches, a pesar del riesgo por la cantidad de cocos que caen, me dio la certeza de que la isla descrita en la película “La laguna azul” con Brooke Shields existe y es muy cercana a lo que debe ser el paraíso, que seguramente estaba en el Mayab.

Muy cerca del Cayo de la Media Luna, a 15 minutos en lancha, esta el Blue Hole marino, porque el terrestre, el de San Germán, es un tipo de cenote en un parque de la cordillera Maya. El “Agujero Azul” es un gigantesco hoyo de mil pies de circunferencia con mas de 800 de profundidad en medio del arrecife coralino. Es asombroso sumergirse en sus aguas oscuras, en las cuales a 2 metros ya no se ve nada; es un desafío para los buceadores y recuerda el respeto que le tenemos al océano. Practicar “snorkeling” en sus márgenes es una de las experiencias más inolvidables que uno puede tener.

Crooked Tree es un santuario de aves, localizado en una laguna, muy cerca de Belize City y a más de una hora y media de la frontera con México. Ahí puede uno admirar al mítico jabirú, ave de las grandes que fue tomada como símbolo del Banco Central de Belice, que no del país porque ese honor le corresponde al Tucán.

En fin que la biodiversidad en Belice es grande, como ingente es la labor de las organizaciones que luchan día a día por conservarla y educar a la población, como lo hace la BAS, la cual trabaja por crear un equilibrio entre la gente y el medio ambiente, a través de la concientización, pues como su directora afirma “…El mundo no nos pertenece, sino que lo tomamos prestado de nuestros hijos y seremos juzgados por el mundo que hereden.”H

Copyright 2010   Texto & Fotos: Hidalgo