martes, 30 de abril de 2013

En un fin de semana

Desde Belice

BELIZE CITY EN FIN DE SEMANA. (2 de 2)

Publicado: Lunes, 5 de abril de 2010, Seccion Imagen del Diario de Yucatán.
Jorge Luis Hidalgo Castellanos

Visitar Belice no requiere de muchos días, pero sí de planear un poco, dependiendo de donde reside el viajero, pero seguro es que dos o tres días son suficientes para darse una vuelta por nuestro vecino del sur y conocer una de las dos ciudades del país, la mayor: Belize City.

Si va por tierra, pasando el fronterizo río Hondo hay que seguir 165 km hacia la ciudad de Belice por la carretera del Norte (Northern Highway), aunque en realidad se esté yendo al Sur; el viaje se hace en dos horas aproximadamente, cruzando varios pueblitos –cuidado con los topes (Bumps)- además de Corozal Town, después del cual ponga atención para no salirse de ruta –encontrará una recta con desviación que confunde sobre todo de noche, sólo siga los letreros- y llegar a Orange Walk Town, en este último hay un libramiento a la izquierda, que le sugiero tomar de día para pasar dos puentes de hierro sobre el río Nuevo que vale la pena ver, aunque después se puede apreciar otra vez en el puente de la caseta de peaje donde cada vehículo paga una cuota para el mantenimiento del paso.

Poco más de una hora después de Orange Walk, y a unos 15 minutos de Belize City está una bifurcación conocida como Burrell Boom, que da la opción de tomar un libramiento a Belmopán y es común que haya un retén de revisión rutinaria para después pasar cerca del aeropuerto internacional; se recorre entonces un tramo de ruta escénica entre el mar y el río Belice, bordeando este torrente hasta cruzarlo por un puente estrecho (Haulover Bridge), a escasos metros de su primera desembocadura. Belize City le recibirá al final de la Northern Highway con la “glorieta de la banderas” (Flag Monument), símil de la de Paseo Montejo, que tiene varias astas donde se colocan los lábaros de 21 países en ocasiones especiales, como el mes de la patria; fue un regalo de Barclays a la City en 1999, en ocasión del 50º aniversario del banco en esta ciudad. Rodeando la glorieta, puede coger Freetown Road y Victoria St para ir al centro a conocer la catedral católica del Santo Redentor (Holy Redeemer) construida en madera en North Front St; después habrá que pasar el Swing Bridge, un puente reconstruido después del huracán Hattie de 1961 que todos los atardeceres se desliza para dejar pasar las embarcaciones pesqueras del mar hacia el interior del río (Haulover Creek), y tomar la calle Albert para ver la catedral anglicana de San Juan (St. John’s), primera construcción de ladrillo –importado de Inglaterra- frente a la histórica Casa de la Cultura, la antigua residencia del Gobernador General (Government House), ambos en la parte histórica del South Side, el que está del otro lado del río.

Por la calle Regent, paralela a Albert St, arribará al Campo de Batalla (Battlefield Park) frente al que está, del lado derecho, el edificio blanco y verde de la Suprema Corte con su colonial escalinata exterior y su torreón con reloj. Virando a la derecha se encuentra uno con el mar y ahí mismo el Centro Bliss para las Artes Escénicas, con su teatro y galerías. Al cruzar nuevamente el Swing Bridge, yendo a la derecha se ve la estación de barcas o “ferries” (Water Taxis), el Ayuntamiento (City Hall) y más allá la Zona Turística (Tourist Village), además de Mirab, la tienda de departamentos.

Dependiendo de la calle que se coja pasará por el hotel Radisson Fort George y por el viejo Faro-Tumba (Baron Bliss Memorial) o bien encontrará a mano izquierda el Memorial Park, frente al mar Caribe, donde estuvo mucho tiempo la Embajada de México. Ahí, a la vuelta está el histórico edificio colonial del Chateau Caribbean Hotel, que ha servido de escenario a filmes de Hollywood y donde mi amigo Marcelino se casó un sábado de marzo pasado con Elodie. Continuando por Marine Parade Boulevard y sintiendo la fresca brisa marina, se aprecia a la izquierda un moderno edificio de estilo neomaya que alberga al Banco Central y justo detrás de él, en Gabourel Lane está la antigua prisión que acoge ahora al Museo de Belice. Siguiendo por la costera uno llega al Instituto de México, dirigido por el yucatequísimo “Arquitecto Domingo” en New Town Barracks y al Princess Hotel & Casino, enfrente del estadio de MCC Grounds donde se juega semi-profesionalmente el fútbol y se realizan conciertos de vez en cuando.

Para refrescarse puede decidir beber algo en la terraza del bar de cualquiera de los hoteles mencionados, donde también se puede pernoctar, no obstante los precios. También hay pequeños hoteles y posadas de buena calidad y servicios a menor costo. Para comer o cenar hay alternativas: comida china en el Chong Saan, internacional en el Celebrity, india en el Sumathi, italiana en La tavernetta, americana en la Riverside Tavern, local –Rice & Beans o escabeche- en Macy’s, centroamericana y hasta cubana en la avenida Baymen o comida rápida en Subs –sandwiches- en Freetown Rd o cualquier puesto en la calle de BBQ (pollo asado) con Rice & Beans y Cole Slaw o tacos de pollo; en las noches las pupusas salvadoreñas –tipo gorditas de maíz- en el parque BTL del Norte, frente al mar, al lado del Princess.

El día siguiente se puede aprovechar, después de desayunar en Le Petit Café en el barrio Fort George, 
yendo a las afueras de la ciudad. Del monumento a la Bandera se sigue la señal a Belmopán o Dangriga, atravesando el puente BelCan, financiado por Canadá, para tomar el Boulevard Centroamericano, hasta llegar a otra glorieta, la de la mano (The Visible Hand), escultura metálica de una mano derecha gigante sujetando una hoja de árbol entre sus dedos índice y pulgar -obra de Joseph Chiang- dedicada por Taiwán al pueblo de Belice en 2001. A la derecha se va hacia la carretera occidental (Western Highway). Al salir de la ciudad, es impresionante notar que se cruza en medio del cementerio Lord’s Ridge, panteón sin muros ni resguardo y con cientos de tumbas a flor de tierra y junto a las casas-habitación que casi se confunden con algunos mausoleos. Vale la pena tomar una foto. A 10 minutos está Old Belize donde puede conocer su pequeño museo histórico, restaurante-bar, marina y Cucumber Beach, la única playa (artificial) con arena de la ciudad, pues en Belize City no hay playa. Ahí se puede comer y pasar por lo menos mediodía, para emprender ya relajado el regreso a México después de haber recorrido ¡la mitad del país vecino, en menos de 48 horas!H

Copyright 2010.  Texto & Fotos: Hidalgo

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