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MISS
ANNE, LA VETERINARIA
Jorge Luis Hidalgo Castellanos
Entre
pinzas, escalpelos, alcohol, gasas y vendas, sobre una mesa metálica y con la
asistencia de otro médico local, Miss Anne, vestida con camisola estampada con
gatitos termina la décima cirugía del día, soportando un calor de 35 grados; el
paciente es un perro pardo de nombre “Burrito”, un Belizean potlicker legítimo
que fue encontrado deambulando por las calles de la ciudad, famélico pulgoso y
sucio.
Se
trata de una clínica móvil organizada por la Sociedad Protectora y Albergue de
Animales de Belice (Belize Humane Society
& Shelter-BHSS) que periódicamente atiende a la población brindándoles
servicios médicos veterinarios sin costo y en las que normalmente convierten en
quirófano alguna escuela o salón de cabildo de Belice; además de castraciones y
otras cirugías se aplican vacunas y se brinda información para no maltratar a
los animales. Bajo la dirección técnico-médica de la Dra. Anne, se contrata por
día a dos o tres veterinarios más.
La
gente la conoce como Miss Anne, la Veterinaria y está registrada con el número 30
de la lista general de veterinarios de Belice, pocos –y menos mujeres aún -
para un país del tamaño de Tabasco que por sus condiciones y características
requiere de profesionistas en general y de veterinarios en particular. Miss Anne
llegó a Belice en octubre de 2006; es extranjera, pero a la vez tan beliceña
como alguien que nunca salió de aquí. Incluso su acento en inglés es ahora too Belizean, con esa linda cadencia que
identifica a los naturales de esta “Joya”, y eso algo significa puesto que ella
también es maestra de inglés, idioma que domina pese a no ser su lengua materna
porque de niña vivió en Sudáfrica.
La
veterinaria estudió en Brasil y ha trabajado en varios países, más por las
circunstancias que por gusto, pues preferiría quedarse en un mismo lugar para
crecer profesionalmente, por ejemplo en Belize City –lugar del que es casi
imposible moverla- que mudarse cada cuatro o cinco años. Al poco tiempo de
arribar y registrarse como veterinaria, asumió el poco atractivo puesto de
veterinaria en la BHSS, trabajo que por ser voluntario y arduo, nadie había
aceptado y que le brinda a Miss Anne satisfacciones profesionales y personales,
pero también mucho sacrificio, disgustos y a veces pérdida de tiempo y dinero.
Después
de trabajar en Brasil, México y España, en pulcros y esterilizados hospitales y
quirófanos –mejores incluso que algunos de medicina humana- con investigadores
científicos y profesores universitarios donde los canes son tratados como
clientes VIP, Miss Anne se enfrentó a condiciones extremas, donde casi había
que operar sin anestesia. Las avanzadas e innovadoras técnicas quirúrgicas
aprendidas no valían mucho en situaciones donde a veces ni siquiera una mesa
adecuada se tenía. Sin embargo, con tenacidad y el apoyo de algunas personas
–algunos veterinarios- y los miembros de la BHSS, se fue adquiriendo poco a
poco equipo e instrumental básico para tratar más humanitariamente a la fauna
urbana beliceña, es decir a las mascotas y animales callejeros del distrito de
Belice, donde abundan los cánidos porque son útiles guardianes, pero a los
cuales no se les cuida adecuadamente todavía.
Algunos
días de la semana, Miss Anne, quien estudió un doctorado en Austria trabaja en
la mejor clínica del país, el Animal
Health Center (AHC), ubicado en la esquina de las calles Lancaster y Castle
en Belize City con colegas del nivel del propietario, Dr. Michael DeShields y
de la Dra. Jane Crawford, graduados de Australia/Escocia y de Cuba,
respectivamente, apoyados por el Dr. Charles, un guyanés afincado en Corozal quien
viaja dos horas para venir a trabajar en este afamado lugar y adquirir
experiencia. Es cierto, los antecedentes académicos de muchos profesionistas en
Belice sorprenden cuando se percibe que estudiaron en prestigiadas
universidades del exterior, entre ellas varias de México, EE UU y de la Mancomunidad
Británica.
Quienes
tienen mascotas conocen a los pocos veterinarios que existen y La Veterinaria es
muy conocida, pues su inquietud profesional le lleva lo mismo a atender un potlicker local que a un Anatolian Sheperd importado de Kazajstán
o un Dálmata de pedigree; a un jumento que a un pura sangre árabe; a una cría
de manatí o delfín; a una boa constrictor; o a un gato que a un jaguar en el
zoológico de Belice, sin olvidar las tortuguitas, los peces, pericos y
hamsters. Es decir, la veterinaria en este país debe ser capaz de atender todo
tipo de animales, que para eso estudió,
no para especializarse en Chihuahuas o en gatitos siameses, no, eso es para
otro tipo de lugares.
Tanto
la BHSS como la AHC contribuyen con operaciones que esterilizan a perros y
gatos como “Burrito” para evitar la propagación de la fauna callejera –un
indicador de poco desarrollo- y a no tener riesgos para la población de Belice,
pero carecen del apoyo apropiado para obtener recursos financieros y humanos
que les permitan hacer una mejor labor. Por ello es loable encontrar gente como
Miss Anne, pues así se puede avanzar con proyectos sociales a un costo reducido
y con un impacto real. Claro está que no son sólo los extranjeros quienes
participan en estas nobles causas, sino también un buen número de ciudadanos
preocupados y comprometidos que desean ver un mejor país. Ojalá hubiera más
Misses Annes en todo el mundo y que se les reconociera el valor que tienen, en el
doble sentido de la palabra.H
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